Lograr que los niños se concentren en sus tareas sin distraerse o conseguir que reaccionen de buena manera ante una situación que les genere tensión puede tornarse en una misión complicada.
Como respuesta a esta búsqueda de métodos para ayudar a los padres, ha surgido el mindfulness que para muchos expertos es una herramienta poderosa y muy saludable para los más pequeños.
¿Qué es el mindfulness?
El término mindfulness se traduce como consciencia o atención plena, y consiste en una práctica que incluye ejercicios de meditación y relajación. Su objetivo es fomentar un relacionamiento directo con el momento presente para trabajar de manera consciente en el estrés, dolor y demás desafíos cotidianos. Es decir, prestar atención al aquí y al ahora, sin preocuparnos en exceso por lo que pasó o lo que pasará.
Hay un creciente número de investigaciones que indican que el mindfulness puede ayudar a los niños a mejorar la atención, a calmarse cuando están enfadados, así como a tomar mejores decisiones. También contribuye en su regulación emocional y en su desarrollo cognitivo.
Implementar el mindfulness con tus hijos puede ser muy sencillo e incluso divertido. Te dejamos una serie de ideas prácticas y fáciles.
5 ejercicios para practicar el mindfulness en casa
1. Mírame a los ojos
Siéntate frente tu hijo. Establece un tiempo para que ambos se miren fijamente a los ojos sin perder el contacto o distraerse.
Esta dinámica es útil para mejorar el nivel de atención y además ayuda a crear mejores vínculos afectivos entre los miembros de la familia.
2. Quietos como una rana
Imagina junto a tu hijo que son un par de ranas. Adopten la postura de este animal y respiren concentrándose en cómo aumentan y disminuyen sus estómagos cuando lo hacen.
Con este ejercicio los niños empiezan a aprender a estar atentos y a ser conscientes de su respiración.
3. Respira con un amigo
Pídele a tu hijo que se recueste boca arriba donde prefiera. Luego dile que elija el peluche o muñeco que más le guste y ponlo sobre su estómago.
Dile que empiece a respirar y que se fije en cómo su amigo sube y baja a medida que entra y sale el aire de sus pulmones. Esta es otra buena forma de ayudarlo a concentrarse mejor.
4. Práctica de gratitud
Enseña a tu hijo a apreciar y a dar gracias no solo por los objetos materiales que recibe, sino también por todo aquello que lo rodea y que contribuye a su bienestar: la naturaleza, el agua, la vida en general.
Así aprende a ser consciente de su entorno y a darle valor a lo verdaderamente esencial.
5. El frasco de la calma
Consiste en fabricar un recipiente relleno de escarcha y agua que proporciona dos efectos: liberar tensiones al agitarlo cuando tu hijo lo necesite y luego relajarse al ver la escarcha descender después de dejar de moverlo.
Este método ayuda a reducir los estados de ansiedad, enojo e hiperactividad en los niños. Te explicamos abajo cómo puedes hacerlo.
¿Cómo hacer un frasco de la calma?
- Consigue un frasco de vidrio o una botella de plástico y llena ⅛ del recipiente con agua.
- Agrega dos cucharadas soperas de pegamento líquido al agua.
- Añade al agua entre 3 y 4 cucharaditas de escarcha del color que prefiera tu hijo.
Revuelve bien todo el contenido. - Agrega a la mezcla 3 gotas de colorante para comida. Puede ser del mismo color de la escarcha.
- Añade un poco más de agua al recipiente y tápalo bien para que el agua no se derrame. ¡Y listo!
Tomado y adaptado de: elefantezen.com