La inteligencia emocional es un componente importante en el desarrollo académico, social y emocional de los niños. Como adultos, es necesario aprender sobre estas habilidades para ser capaces de guiar a los niños a través de situaciones emocionales intensas y mostrar lo mejor de nosotros mismos cuando nos necesitan.
En este artículo, les compartimos cinco pasos diseñados por RULER, nuestro programa de inteligencia emocional, que podemos usar para abrir conversaciones, llegar al fondo de un problema y apoyar la regulación de las emociones de nuestros hijos.
Comienza por controlar nuestras propias emociones. Ser consciente de cómo nos sentimos puede ayudarnos a prestar atención a cómo nuestras emociones influyen en las palabras que usamos, las elecciones que hacemos y cómo respondemos a los demás.
Sé un científico de las emociones. Podemos abordar estas conversaciones con curiosidad, hacer preguntas abiertas y escuchar profundamente sin juzgar. Los científicos de las emociones piensan de manera flexible, se dan cuenta de que las emociones son complejas e intentan aprender más, ya sea que se sientan o no de la misma manera en una situación determinada. Esta es una expresión de cariño que nos ayuda a forjar relaciones de calidad.Abre la conversación, podrías decir: “Quiero entender cómo te sientes”, o “Lo que estoy notando es…”, o “¿Puedes decirme qué está pasando?” Entonces, podemos prestar toda nuestra atención. Los niños aprenden a expresar sus emociones de manera más constructiva y respetuosa cuando confían en que sus sentimientos serán escuchados.
Apoya con estrategias útiles a corto plazo. Una vez que sabemos cómo se siente un niño, por qué y cómo quiere sentirse, podemos fomentar estrategias útiles a corto plazo para la regulación, como respirar conscientemente o caminar. Es importante que les demos permiso a los niños para experimentar sus sentimientos si lo necesitan, o alejarse de esos sentimientos si así lo desean.
Llega a un acuerdo para cerrar la conversación. Una vez que hemos ayudado a nuestros niños a explorar sus sentimientos y generar ideas de estrategias, podemos preguntarle si se siente listo para cerrar la conversación. Es posible que tengan algunos pensamientos y sentimientos más que necesitan articular. Si el niño tiene mucho más que decir y el tiempo es limitado, podría ser mejor programar un momento para continuar la conversación.
Es importante aclarar la hora y el lugar para la próxima conversación programada y hacerle saber al niño que está bien hablar antes si necesita apoyo más inmediato.
Revisa regularmente y ofrece soporte continuo. Este es un paso importante y que a veces se olvida. Una vez que un niño está tranquilo, tendemos a seguir adelante y es posible que no le demos seguimiento.No debemos descartar el evento cuando todavía puede haber sentimientos persistentes que pueden hacer que un niño se sienta incomprendido o rechazado. Podemos preguntar: "¿Cómo te sientes acerca de...?" o "¿Cómo te va desde...?" y luego tómate el tiempo para escuchar sin tratar de proporcionar respuestas o sugerencias de inmediato.
Tomado de: RULER: Worksheet 5