¿Cómo ayudar a nuestros niños a ser seres resilientes?

Tenemos como padres y educadores el deber de guiar la educación de nuestros hijos y estudiantes para que en su futuro sean adultos comprometidos con su entorno y sociedad. Muchas veces en nuestra necesidad de proteger, cuidar y dar lo mejor a los niños, nos olvidamos que son personas que están en constante exploración, todo lo que los rodea y que cada situación que les ocurra, sea o no agradable, es una magnífica oportunidad para aprender o reforzar algunas habilidades naturales de los seres humanos, como lo es la resiliencia.

Al formar niños resilientes, garantizamos adultos capaces de enfrentarse a cualquier adversidad con la que se puedan encontrar, así mismo, desarrollamos en ellos la capacidad de ser empáticos, de ser mediadores y por ende ciudadanos más pacíficos, que se enfoquen en buscar la solución a las problemáticas y no se queden enfrascados en la situación.

Para que esto ocurra, es necesario acompañar el proceso de socialización de ellos, donde sirvamos como una guía en el establecimiento de relaciones interpersonales, pero no donde impongamos lo que consideramos que el niño o la niña deben hacer ante situaciones específicas.

Al ser acompañantes en este proceso es indispensable que ellos nos vean como una figura en la cual pueden confiar, donde no se reproche lo que hagan, pues se genera pena y culpa, ni tampoco se critique pues sembramos en ellos la costumbre de juzgar el actuar del otro, sin entender por qué detrás de cada situación y finalmente sin interferir. Esto genera en ellos incapacidad de asumir la consecuencia de sus actos.

Crear y mantener esa confianza de ellos hacia nosotros implica tener una comunicación asertiva con ellos donde en vez de reprochar o juzgar su actuar, se busque una reflexión. Por ejemplo en vez de decirle a su hijo ¿Por qué hiciste eso? Intente ¿Qué te llevo a tomar esa decisión?, en vez de ¡Deja ya ese comportamiento! Intente ¿Qué esperas obtener con eso?. Donde no se imponga, por ejemplo en vez de ¡Quiero que lo mantengas así! Intente ¿Cómo harías para mantenerlo así?. En vez de ¿Qué hace eso ahí? Intente ¿Crees que es el lugar más apropiado?.

Aplicar este tipo de comunicación en todas nuestras relaciones, también nos permitirá incrementar nuestra felicidad, pues somos seres sociales por naturaleza expuestos a cambios constantes que nos dan la oportunidad de crecer cada día.